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sábado, 16 de noviembre de 2013

Crónicas de Vallespino - Prólogo V

Hoy no habrá entrada del desafío de los 30 días, porque es sábado y porque tenemos nuevo capítulo de las crónicas de Vallespino. Mañana tendré entrada doble y todo arreglado. Pero hoy os presento este nuevo capítulo de Humfrey. Espero que disfrutéis.


Humfrey


El ataque había sido todo un éxito, pero no debían confiarse. Humfrey buscó a lord Tarly con la mirada; el campamento rebelde había quedado en ruinas, y algunos soldados saqueaban cualquier cosa de valor que encontrasen, ya fuera un par de botas, una manta sin desgarrones o una espada menos mellada. Mientras deambulaba por el campo de batalla, el enemigo se reagrupaba a la otra orilla del río, y si esperaban mucho más, contraatacarían. No podían permitirse el lujo de entretenerse. Humfrey sabía que habían ganado la batalla por el factor sorpresa, pero estaban en inferioridad numérica y no aguantarían un contraataque. Finalmente, encontró a Randyll Tarly limpiando de sangre su espadón de acero valyrio; Veneno de Corazón. A sus pies, yacía un cadáver decapitado.

 - Lord Tarly, no debemos permanecer aquí mucho tiempo -Humfrey miró de soslayo el cadáver. Parecía un caballero importante; pudo distinguir con dificultad una pareja de cervatillos blancos sobre un campo verde-. Si  les damos tiempo a reagruparse, no podremos con ellos.

Tarly terminó de limpiar su mandoble y señalo el cadáver que tenía frente a él.

 - Es lord Cafferen -dijo sin más miramientos-. Robert Baratheon derrotó a su ejército en Refugio Estival hace unas semanas, y luego desertó y se unió al usurpador. Voy a enviarle al Rey su cabeza. Que todos sepan que no habrá misericordia para los traidores.

Humfrey aguantó con estoicismo la falta de sutileza de Tarly. Un soldado recogió la cabeza de lord Cafferen, guardándola en un saco, y pronto empezó a gotear sangre. Humfrey estaba a punto de volver a repetir su advertencia cuando uno de los hombres de Tarly llegó a la carrera.

 - ¡Señor! -el soldado hizo un torpe saludo- El enemigo está retrocediendo.

 - ¿Retrocediendo? -inquirió Tarly- Explícate.

 - Así es, señor. El ejército enemigo se descompone y se repliega. El grueso de las tropas van hacia el este, pero un grupo menor aunque numeroso se dirige al norte.

 - Es Robert Baratheon -dijo Humfrey casi sin dudar-. No me cabe duda. O es muy astuto, o está muy bien aconsejado -se volvió hacia el soldado-. ¿A qué distancia está lord Tyrell de nosotros?

 - A menos de una hora, señor -contestó el hombre.

 - Ellos también se han dado cuenta -Humfrey se dirigió a Tarly-. Podrían reorganizarse y lanzar un contraataque contra nosotros, pero en lugar de ello, evitan el conflicto. Robert sabe que solo somos la vanguardia, debe saber que todo el poder del Dominio viene de camino.

 - En ese caso -dijo Tarly-, nos reagruparemos y esperaremos a lord Tyrell. No me arriesgaré a perder al resto de la vanguardia en un ataque temerario.

Una hora más tarde, Mace Tyrell se reunía con Tarly y Humfrey. Le pusieron al corriente de la situación con celeridad y sin adornos. Habían atacado la parte occidental del campamento rebelde por sorpresa, usando el terreno a su favor, y no les vieron llegar hasta que era demasiado tarde. También explicaron que el enemigo no había presentado mucha resistencia, y que se habían limitado a replegarse al este del río. En el tiempo que le había llevado a Mace Tyrell a reunirse con su vanguardia, el enemigo ya se había retirado, aunque no habían llegado muy lejos. Humfrey sugirió que lo mejor sería perseguir y capturar a Robert Baratheon.

 - ¿Y desperdiciar así el poder y la fuerza de mi ejército, jugando al gato y al ratón? -el tono altivo y condescendiente de Mace Tyrell sorprendió a Humfrey- Ni pensarlo. Según me habéis informado, al norte solo se ha dirigido una pequeña porción del ejército rebelde, mientras que el resto corre a esconderse en las tierras de las tormentas. Está decidido. Marcharemos tras ellos y sitiaremos y tomaremos Bastión de Tormentas con el apoyo de Paxter Redwyne y su flota. Así ese Robert no tendrá donde volver a esconderse.

 - Mi señor -intervino Humfrey-, con el debido respeto, eso no sería prudente. Bastión de Tormentas es una fortaleza casi inexpugnable. Nunca, en toda la historia conocida, ha caído ante el enemigo.

 - Entonces, mi nombre pasará a la historia como el conquistador de la fortaleza inexpugnable -Mace Tyrell se hinchó tanto de orgullo, que casi parecía que las anillas de su armadura fuesen a saltar.

 - ¿Y qué sucederá con Robert Baratheon? Si llega al norte y se reúne con sus aliados...

 - No llegará muy lejos. Primero tiene que atravesar todo el Dominio y aunque lo consiga, con la victoria de hoy hemos sentenciado la guerra. Los Lannister atacarán desde el oeste, y el Príncipe Lewyn está reuniendo un ejército de dornienses al sur. Que ellos pierdan el tiempo persiguiendo a Robert, que yo me llevaré la gloria por conquistar Bastión de Tormentas. Escuchad mis palabras, amigos míos, tomaremos ese castillo en menos de un año.

Mace Tyrell montó en su caballo y se fue a preparar la marcha hacia el este. "Tomar Bastión de Tormentas en menos de un año", pensó Humfrey. "Es una locura. No puede hacerse. Deberíamos haber perseguido a Robert..." Pero ya nada podía hacerse; lord Tyrell estaba decidido. Humfey y Tarly intercambiaron miradas, y durante un momento, Humfrey creyó ver resignación en aquellos fríos y profundos ojos. Ya no había marcha atrás. Ahora solo quedaba tomar la más inexpugnable fortaleza al sur del Aguasnegras.


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